Cuando se habla de arte a veces se habla de algo más.
VPCR  UNA MUESTRA DE ARTE POLÍTICO
Por Jaime Izaguirre

El arte contextual como lo define Paul Ardenne en su libro Un arte contextual es el que: “agrupa todas las creaciones que se  anclan en las circunstancias y se muestran deseosas de “tejer con” la realidad”, y con esta definición es posible sobreentender que, al comentar sobre las circunstancias de la realidad, se realiza un acto intrínsecamente político en el sentido más amplio de esta palabra.

La muestra “Video Políticas de Construcción y Reacción” VPCR, se estructura como un comentario sobre problemáticas sociales, que se conforma por  propuestas realizadas en base a opiniones y reflexiones de los autores planteadas de manera estética en las obras; pero también en base a opiniones y selecciones del equipo curatorial que estructura dicha muestra, entablando un diálogo con el espacio, y destacando algunas problemáticas sociales actuales del contexto salvadoreño y regional.

El espacio en que se muestra, el actual Museo Tecleño MUTE, fue la cárcel municipal de Santa Tecla, que durante la guerra civil en El Salvador en la década de los años ochenta, se convierte en un recinto para presos políticos es decir, un recinto para la represión de ideas; y  que en la actualidad se ha transformado en un escenario para la promoción y reflexión de estas. Y que para esta ocasión se presentan en el formato de obras de arte, en la exposición VPCR, mostrando obras que abordan diversas problemáticas sociales y políticas de maneras implícitas, metafóricas, e irónicas.

Es necesario destacar que se expone en la sala Farabundo Martí, quien fue un revolucionario salvadoreño y centroamericano de los años veinte e inicios de los treinta, y que fue ejecutado en 1932 por que apoya la subversión del 32 en la cual también se ve relacionado Feliciano Ama con el levantamiento indígena del mismo año. Este acontecimiento pasa a la historia por la brutal forma en que fue aplacado, por el dictador de turno Maximiliano Hernández Martínez, es a esta represión a la que luego se le conoció como la “matanza del 32”, de la cual no se saben con exactitud la cantidad de muertos.

También es usando el nombre de Farabundo Martí que en los años ochenta se genera una alianza de guerrillas que pasa a ser la más importante durante el conflicto armado y que en los acuerdos de paz, se convierte en el partido de izquierda, el cual luego de 20 años por fin alcanza la presidencia del país.

Este conflicto armado, que deriva de una represión histórica hacia las clases sociales más bajas, y que desborda en los ochentas, ha dejado secuelas en la población salvadoreña, que durante el tiempo de la post guerra no han sido debidamente atendidas, y que en gran parte son las responsables de la situación de violencia en la que se encuentra sumergido El Salvador actualmente.



Farabundo Martí es, como se refleja en esta breve referencia histórica, un símbolo de la lucha por una mayor igualdad social y mejores opciones para un pueblo oprimido, en su época por poderes oligárquicos y político-partidistas; y que en la actualidad han sido relegados por la violencia y criminalidad en general, representada por las Maras, pues son estas a las que se les culpa por casi todos los hechos delictivos del país, en los medios de comunicación; pero que en realidad, y como se menciona en el video de los miembros de Maras dirigiéndose al pueblo salvadoreño, hay personas y grupos con mucho poder e influencia en esta situación, que no están necesariamente ligados a las Maras, y queda claro cuando
comentan que los mayores narcotraficantes de El Salvador están relacionados a los partidos políticos.



Lo anterior es un ejemplo claro de que existen poderes políticos y económicos que no podemos reconocer fácilmente; y esto se puede relacionar con la metáfora visual que Alejandra Mejía presenta en su animación, en la que se ve como unos tanques se insertan en un hormiguero, siendo esto una alusión a los agresivos poderes que no son fácilmente percibidos y que sin embargo pueden ser sumamente violentos.

Así también, en el video de los “mareros” (como se les llama popularmente) se puede entender como estos, no son más que peones dentro de un aparataje de poderes mucho mayor, idea que se puede relacionar a otra obra de la muestra en la que unas parejas de soldaditos de juguete que bailan siendo manipulados por una mano invisible, y son desarraigados del estereotipo al que representan dejando claro que son solo juguetes.

Como estas relaciones se pueden realizar muchas más, y no solo entre las obras sino también con relación al espacio; ya que este, al haber sido usado para la represión de ideas, y más específicamente, utilizando una sala nombrada en honor a un personaje que luchó contra la represión y por una mayor igualdad social, la muestra intrínsecamente  hace parte de una herencia de la resistencia, ante una realidad aun, sumamente problemática.

Es posible decir entonces, que la muestra representa una lucha, pero no contra un poder político-partidista como fue en el siglo pasado, sino contra una realidad dramática y obvia que necesita ser percibida a profundidad, para lo cual es necesario que sea reflexionada, no solo por las autoridades sino por la población en general, ya que como entes políticos y sociales todos tenemos parte de responsabilidad en la realidad salvadoreña actual.

Es así, como las propuestas artísticas contemporáneas que se presentan en la muestra VPCR, en medio de su singularidad y/o extrañeza y belleza, no hacen más que invitarnos a mirar, y a reflexionar sobre las problemáticas que estas obras señalan con sugerencias, metáforas, asociaciones e ironías que incitan a ver más allá de las imágenes.


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