Señales  de tormenta.

Toda obra parte de una reflexión personal del artista que la plantea. Y esto me quedó muy claro cuando conversaba con Alejandra sobre la obra que presenta en esta ocasión, y es que después de mucho preguntar y quizás incordiarla un poco me contaba que: de pequeña, cuando estaba en la escuela no se le permitía escribir con lapicero rojo, pues con este se indicaba un error, algo que había que corregir; He de aceptar que me pareció una historia curiosa, y el hecho de que la vinculara con esta exposición, me indicaba otra perspectiva de la misma.

Sin embargo deseo comentar mi primera impresión sobre la muestra de Alejandra: En la exposición se describen numéricamente áreas, que se corresponden con la extensión de cada uno de los países centroamericanos, a manera de "stencil" en las paredes del Museo Tecleño, las cuales han sido realizadas gracias a la contribución desinteresada de personas que entregaron su sangre a esta idea, una de cada país de Centroamérica; Lo que es una metafórica forma de entregar su vida a la idea, pudiendo ser una declaración de intenciones, apoyando la posición de la artísta; siendo esto una particularidad potente de la obra que por si misma motiva la reflexión sobre esta.

Claro que el usar sangre como pigmento evidente mente puede referirnos a la violencia y a la muerte, sin embargo lo importante no radica en el hecho violento, sino en la reflexión sobre los factores detonadores de situaciones así; y es necesario destacar que en la propuesta de Alejandra Mejía ninguna problemática se menciona, no hay referencias directas a estas, pues solamente se delimita áreas con un pigmento sugerente. Y si a esto le agregamos la anécdota del inicio pudiéramos entender la pieza como una llamada de atención, nos delimita un espacio que necesita ser "corregido", y que indica algo dramático, tanto que necesita ser marcado con rojo de sangre, indicando la gravedad y  urgencia de la solución, de vida o muerte.

Quizás este de mas recordar que la región centroamericana posee una amplia historia de injusticia social, guerras de conquista, civiles, de guerrillas, contra las bandas de crimen organizado, etc. A esto pudiéramos agregar las problemáticas globales en la actualidad tan diversas, como sobrepoblación, ecológicas, y económicas de Estados Unidos (que siempre repercuten en nuestra región) y mas recientemente de la zona euro, etc. Todas estas problemáticas habrán de afectar a nuestra región en algún momento a manera de efecto dominó, sin embargo como una región del tercer mundo, poseemos el agravante de que los recursos naturales, intelectuales, políticos, industriales, etc. pueden no ser suficientes para hacer frente a los dilemas que estas situaciónes puedan causar.

"La nube roja", no es el nombre de la exposición, sino de un proyecto del cual deriva dicha muestra, pero que al haber sido publicitada con este título, funciona como una metáfora de las problemáticas que se ciernen sobre la región, y como presagio de una tormenta, que quizás ha iniciado ya en Centroamérica.

Henry Berson comenta: "Nuestro pasado se manifiesta íntegramente en nosotros, por su impulso y en forma de tendencia aunque solo una débil parte se convierta en representación"[1].  Somos pues el reflejo de nuestro pasado; y por lo tanto en las personas que dan su sangre a esta idea se encuentra contenido este, para que en la obra se "manifieste" siendo un recordatorio de que, mientras el olvido predomine los errores del pasado se seguirán sucediendo, y nubes rojas se cernirán sobre nosotros. 

Un ejemplo de esta problemática lo encontramos en el Museo Tecleño donde se realiza la muestra, pues el edificio fue una antigua cárcel de presos políticos durante la época de la guerra civil de El Salvador en los años 80, y de la cual se sabe muy poco, pues los testimonios y su historia no son de fácil acceso, por lo cual la obra de Alejandra, en dicho contexto es un gesto que ironiza y cuestiona esta situación, como un intento de recordar sucesos,  cuyos autores y víctimas tienen derecho a olvidar, pero que impregnan dicho espacio.

Obras que pudieran sucitar reflexiones similares y que utilizan líquidos vitales también, son de: Oscar Muñoz (Colombia) y su pieza "Proyecto para un memorial" 2005 [2], y la obra de Regina Galindo (Guatemala) "Quien puede borrar las huellas" 2003[3] Estas obras como la de Alejandra Mejía  podrían entenderse como  representaciones de acontecimientos que no debieran ser olvidados


Desde esta perspectiva la obra de Alejandra Mejía resalta la región como un espacio vital que debe corregirse con urgencia; que el olvidar la sangre derramada y los errores del pasado solo nos lleva a cometer los mismos errores, y que en la actualidad se ciernen sobre la región problemáticas que no debiéramos des-atender.



Jaime Izaguirre
Madrid 2012





[1] Bergson Henry, Memoria y vida, textos escogidos por Gilles Deluze, Alianza Editorial, 3º edición, Madrid 2004.
[2] http://universes-in-universe.org/esp/magazine/articles/2008/oscar_munoz/photos/03/ 1 de agosto de 2012.
[3] http://www.reginajosegalindo.com/es/index.htm  1 de agosto de 2012.